domingo, 14 de junio de 2009
Chanchos intolerantes!!
Por Haroldo Urondo*
“Me dice ¿Por qué te pelaste? Y yo ¡Por el asco que dá tu sociedad!” Luca, que era extranjero, lo vió claramente. Los temas que ameritan preocupación mundial, nos resultan bastante útiles para analizar la perspectiva desde donde la argentinidad lo enfoca, y desnudar esos vicios reiterados. La gripe porcina –o sus múltiples nombres- sacan a relucir nuevamente la intolerancia violenta y medio pelo de nuestra sociedad. Y a esta altura del partido, con tanto escrito acerca de lo ¿irremediable? de nuestro ser, debo decir “no sé”.
No sé por donde viene la solución, pero tal vez tenga que ver con que tampoco sé de donde viene el problema. No creo que haya sido siempre así, porque si mal no recuerdo, esta es una sociedad que forjó su ser en base a la diferencia. Una sociedad que se hizo con gente de otros pagos. Ver gente que trata de linchar a potenciales enfermos en un hospital –afortunadamente, entre comillas, bastante lejos de Buenos Aires, lo que permite federalizar la estupidez- o consorcios que echan de su edificio a familias con chicos infectados…con todo lo que esto significa…me da motivos para el asco, la bronca, pero como escribo contra la intolerancia –que yo también llevo dentro- le voy a decir “pena”, que es mas liviano pero igualmente doloroso.
Básicamente, no escribo esto para dar un diagnostico, sino para buscar alguien que me de una respuesta, alguien que haya escrito algo parecido a la “genealogía de la intolerancia argentina”, algún intelectual, albañil o maestro de escuela primaria, que en sus ratos libres se haya puesto a esbozar una respuesta.
Aunque si lo pienso bien, puedo ser mas positivo y preguntarme, ¿Dónde se forja la solidaridad de un pueblo? Genéticamente, en la panza, dirían los que predican contra el aborto. No me convence… ¿En el seno familiar? Parece bastante azaroso para ser efectivo… ¿En la escuela? Me sienta mejor, aunque habría que garantizar que todos pasan por el mismo proceso… y después los caminos comunes se abren irremediablemente. Uno estima que la cosa pasa por aquí, por ese periodo formativo que nos moldea de acuerdo a lo que los adultos quieren que seamos, donde ponemos en duda hábitos hogareños y nos confrontamos con otras realidades. Podríamos poner reglas que nos den cierta previsibilidad sobre nuestros comportamientos, pero no garantizamos que todos las cumplan. Podríamos agregarle un castigo que hiciera efectivo el cumplimiento, pero estaríamos entrando en un terreno espinoso. Y aquí llegamos a un camino sin retorno.
Es confuso el asunto, desde ya. Un amigo extranjero me advierte en un español con acento extraño: “en increíble la diferencia de lazos. Las relaciones familiares y de amistad son generalmente muy solidarias, muy calidas y comprensivas, pero fuera de ese círculo, el egoísmo y la intolerancia son alarmantes”. Resumiendo: dentro de la familia todo, fuera de ella, nada. Grandes amigos pero pésimos ciudadanos.
* Cronista enfurecido
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En una epoca no muy lejana existia el Servicio Militar Obligatorio (SMO). La gran mayoria se oponia a tal sistema, y la muerte de un soldado hoy olvidado sello su destino. El 31 de agosto de 1994 Menem suspendio el SMO. Pero nadie se percato de los efectos secundarios que tal decision encierra. Entre ellos solo me preocupa uno en esta ocasion: los liceos militares.
ResponderEliminarEl ague de los liceos militares argentinos radicaba en la posibilidad de evitar el SMO si se completaba alli hasta el 4to curso secundario. La suspension del SMO tuvo el efecto directo de reducir la demanda por este tipo de instituciones. Y con el tiempo comenzaron a caer en desuso, y ser presos del resentimiento social hacia el ejercito. Hoy podemos ver grandes edificios que algunas vez creaban ciudadanos completamente vacios.
Pero nadie parece percatarse de esto. Los liceos militares fueron creadores de ciudadanos que donaban su asiento en el colectivo (a cualquier persona, no solo a embarazadas y jubilados), ayudaban a aquellos varados a la vera de la ruta, acercaban a quienes hacian dedo, y hasta salutaban a quien estornudaba. Es mas, muchos de ellos han jurado dar la vida por su patria a con solo 16 primaveras vividas. Y, todavia hoy lo siguen haciendo. ?Le parece poco?
No me parece pesimista su opinion. Al contrario, estoy totalmente de acuerdo con su descripcion sobre las relaciones sociales en la argentina. Pero me parece que usar extranjeros como evidencia de nuestra mediocridad es de vende patria. En todo caso, esboce el modelo de ciudadano que pretende y evite meter a todos en la misma bolsa.