¿Qué pasa cuando el origen social y la educación familiar no son suficientes para que un hijo actúe acorde? Luego de una exhaustiva investigación empírica reflexiono sobre mis conclusiones en torno al accionar moral y cívico del estudiantado dentro de las instalación educativas.
Por José Maria Cullen
Conservador, oligarca, golpista, fundamentalista, critico, pesimista, emotivo, reaccionario son algunos de los adjetivos que se han alineado con mi persona durante el tiempo que llevo en la institución. La idea no es presentarme como victima, sino presentar las cosas como se dieron, y por la cual guardo cierta responsabilidad. Pero me sorprende que estas opiniones no se acerquen a aquellas manifestadas por quienes mayor tiempo han compartido mi existencia terrenal. Por eso me siento a reflexionar sobre los modales que observo en los estudiantes que recorren los pasillos de la institución.
Empecemos por los lugares de mayor congregación estudiantil, más específicamente el SUM. Este ámbito es de todos y para todos, consecuentemente la mantención de sus condiciones no es responsabilidad plena del servicio de limpieza, es también la de los estudiantes. Entonces, dejar basura de cualquier tipo sobre las mesas o en el suelo, el abuso del elevado tono de voz en los torneos de truco, ping pong o billar, la instalación de sistemas de audio portátiles, y el indiscriminado uso del piano no solo es una falta de respeto para con aquellos que comparten las instalaciones, sino también la demostración de un alto grado de inmadurez personal y desprecio institucional. No creo que este accionar sea consecuencia directa de la educación familiar, porque como me recordó algún teniente en mi adolescencia, “Jóvenes como Ud. no son mal educados, son mal aprendidos.” En otras palabras, nuestros padres, y me refiero a los padres de los estudiantes, hacen lo imposible por que nuestra educación cívica y moral sea de excelencia, pero los hijos tendemos a olvidarnos de estas cuestiones cuando por comodidad nos conviene. Esto mismo se aplica para las aulas.
Hablemos un poco del transito estudiantil. Es de universal conocimiento que el espacio temporal entre bloques es inexistente. De tener que cursar dos bloques seguidos, eso es ante la ausencia de baches, de acuerdo con el cronograma diseñado por la institución el estudiante ha de estar físicamente en dos aulas distintas al mismo tiempo. Imposible dirán algunos; concuerdo. Por eso los profesores, conociendo la particularidad de este fenómeno tienden a arribar un par de minutos más tarde. Así, se consigue tiempo para aspirarse unos minutos de humo, conseguir un café con pepitas de oro, o actualizarse sobre los últimos chismes conyugales. Pero existe otro grupete. ¿Quiénes? Son los congresistas de la alta suciedad ditelliana que intentan llamar la atención con su nuevo look material, y se reúnen en los accesos a escaleras para debatir niveles de indiferencia y estrategias de seducción social. Lamento tener que recordarles que este también es un espacio publico por el cual el transito debe ser fluido, y que su lentitud no se arregla consumiendo modernos yogures. A Uds. les digo “MUEVANSE, molestan más que bocha corta!”
Por ultimo, quiero hacer referencia a dos aspectos que se relacionan con la materia de higiene y salud. Y, si bien abunda el alcohol en gel se puede ahorrar disgusto y malos momentos si algunos fueran más cuidadosos con sus desechos físicos y viciosos. Primero, los ceniceros son abundantes en la facultad, sin embargo algunos entienden el piso de la facultad en su totalidad como un cenicero. Segundo, y más importante que el primero, es la holgazanería demostrada al no levantar la tapa del inodoro antes de orinar. O, por lo menos tener la delicadeza de pasar un papelito luego de hacerlo, como para demostrar cierto respeto. No tengo la menor duda que de no ser por el dedicado y buen trabajo realizado por el servicio de limpieza, los sectores de fumadores se asemejarían a una parada de colectivos, y los baños se acercarían más al de una estación de tren. Estos dos últimos puntos me han convencido de que la gran mayoría de los estudiantes ditellianos jamás tuvo la responsabilidad de mantener en condiciones el lugar donde vive.
Para cerrar quiero remarcar que durante los momentos de recreo, no todas las clases están en la misma situación. Por ende, los interesantes debates que deban realizar por favor transfiéranlos lo más lejos posible de las aulas todavía en curso. En fin, por más finas vestiduras los abriguen, cuidado y medido su lenguaje sea, hablen en idiomas extranjeros de veranos en Europa o Punta del Este, o se tomen una postura física para demostrar una clase social superior, serán los modales y la forma personal de cada uno lo que lejos en la vida los lleve. Y, todo avance empieza por cuidar lo que se tiene, porque de ninguna otra manera se puede aspirar a más.
jueves, 3 de septiembre de 2009
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En vez de bardear a la gente de la di tella buscaste una vida! Desmerecer a los demas por su condicion social te hace sentirte màs inteligente?
ResponderEliminarNo es mi intencion desmerecer a nadie, pues cada uno sabe bien quien es. Solo intento llevar a consideracion acciones que no me parecen acorde a ningun nivel social. Y, si en realidad mi fin es bardear a la muchachada de la di tella, ?no me estaria bardeando a mi mismo? No creas que soy una persona perfecta, muchos de estos modos de actuar los he encontrado en mi. Pero no todo gira alrededor mio, y seguramente hay muchos mas que como yo erran en el dia a dia. Por eso me parece bueno recordarles lo que alguna vez nuestros padres nos han inculcado desde chico. Desde ya muchas gracias por tu comentario.
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