Por Mohandas Karamchand
El nihilismo al cual se ve enfrentado cualquier observador de nuestra sociedad moderna es entendible. Todos vemos los grandes problemas del progreso humano. El calentamiento global, las enfermedades terminales, la desigualdad social, la pobreza, el hambre, la falta de trabajo, crisis económicas mundiales, golpes de estado, disturbios sociales, violencia étnica… en fin, podría seguir hasta mañana. Naturalmente todos los analistas intentan explicar estos fenómenos, buscan soluciones, proponen ideas, presentan proyectos, investigan, etc. Pero al fin y al cabo solucionan poco y nada. No intento proclamar que sean inútiles, ni que sus ideas no sean buenas, todo lo contrario, sin estas personas estaríamos peor aun. A lo que apunto es que al observar la historia humana se ven pocos cambios realmente profundos.
¿No será que muchos de los problemas de nuestra sociedad moderna son esencialmente los mismos problemas de hace 2000 años? ¿No será que los neorrealistas tienen razón cuando dicen que el humano es malo? ¿No será que nuestra sociedad se esta cayendo a pedazos porque nunca conocimos la estabilidad real y duradera? Me da la impresión que nunca estaremos tranquilos, y sin embargo no me preocupa. Lo que realmente me preocupa es justamente que no me preocupa que nunca lograremos la paz perpetua de la cual Kant hablaba. Me preocupa que Fukuyama me parezca un chiste en vez de un visionario y un optimista. Me preocupa que el mal se esta apoderando del mundo, consumiendo las mentes de los jóvenes. Se esta apagando la llama revolucionaria del cambio. ¿Marx se habrá equivocado al pensar que el cambio revolucionario vendría desde el proletariado y que se generaría un “nuevo hombre”? Seguro que se equivoco, al igual que cualquier otro filosofo que creyó en el bien de la humanidad prematuramente, pero nuevamente, ese no es el asunto de relevancia. Lo preocupante es que hemos perdido la fe. La política, la economía, la filosofía… todo parece irrelevante ya que históricamente no han podido superar los obstáculos que nosotros mismos les hemos puesto en el camino. Ni siquiera los religiosos creen en la humanidad, por alguna razón tienen a Dios, Allah, Buddha, etc.
¿Pero es realmente valido pensar que la solución esta en la negación de todo dogma? ¿Realmente nos estamos acercando a la decadencia de los valores, del espíritu? ¡No! La razón por la cual siempre existirán los conflictos (de todo tipo) es porque son justamente estos aspectos negativos de la humanidad los que proporcionan el equilibrio. En otras palabras, el Ying y el Yang. Las religiones, las ideologías políticas, los valores de las diferentes sociedades, todos estos dogmas tienen sus lados “buenos” y sus lados “malos”. No existe la perfección, la solución única, los valores universales, el dogma superior; y eso es algo sumamente positivo. Es la duda perpetua la que da lugar al progreso eterno de la humanidad, no la paz, la fe o la libertad. No se puede negar que cada vez haya más humanos en este planeta, y eso en si demuestra que la falta de una verdad absoluta es la que nos otorga la posibilidad de superar cualquier obstáculo, es en esa incertidumbre donde se aloja el equilibrio; el equilibrio que hace florecer a todos los seres vivos de este planeta.
No digo que los problemas de la humanidad no tengan solución. Simplemente creo que la búsqueda de la felicidad es un proceso largo y complicado. ¡Pero no hay que rendirse! Estoy seguro que existe una combinación de dogmas que nos llevaran al equilibrio perfecto, una mezcla de los existentes y otros que se generaran en el futuro, pero hasta que llegue ese momento no nos neguemos a escuchar otras opiniones. ¡Unidos somos fuertes, unidos venceremos al mal que esta consumiendo a la humanidad!
jueves, 3 de septiembre de 2009
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